Como dato curioso os diré que apareció durante el gótico. En un principio consistía en una cavidad practicada en la pared, cuyas puertas se confundían con el muro, algo así como un armario empotrado. Posteriormente se transformó en un mueble independiente.
Su origen está justificado gracias a una vida más estable, ya no eran necesarios los continuos desplazamientos para huir de las guerras. Hasta entonces los cofres y arcones eran los muebles de almacenamiento más difundidos.
Los modelos más antiguos eran de dos puertas, con estantes interiores, pero muy pronto se pasa a modelos de cuatro puertas. Aparecerán también los cajones exteriores, colocados en la parte baja del mueble. Las patas tendrán las formas y alturas más diversas.
Con el estilo de vida que llevamos hoy en Occidente, este sencillo mueble se nos ha quedado pequeño.
La demanda se intensifica hacia los armarios a medida, según nuestro mayor o menor apego a la moda y sus complementos, que ya requieren de su espacio propio, el vestidor.
Es el sueño de muchas féminas, entre las que me incluyo.
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