Reformando mi espacio: La luz artificial

La iluminación artificial juega un papel destacado en un ambiente, tanto, que nos puede hacer recordar un espacio interior que nos haya impresionado. Su objetivo es generar una atmósfera determinada, nada que ver con una iluminación distribuida uniformemente, como por ejemplo, una oficina.

Se trata de crear un entorno imaginativo en términos estéticos pero que, además, sea funcional. Aquí también tiene un papel primordial los materiales y colores que serán sabiamente elegidos para sacarle el mayor partido a la luz.

Así pues, nos encontramos con varios tipos de iluminación artificial:

Luz ambiental: compuesta de diferentes luminarias (no confundir con lámparas, pues en decoración éstas son las que conocemos coloquialmente como bombillas), que puedan controlarse individualmente según el momento del día.
De acento: cuando se requiere destacar una obra de arte, un detalle arquitectónico o una pieza de mobiliario, que suele ser de bajo voltaje y orientable.
Focal: la propia luminaria es un punto focal en la estancia, que gracias a su diseño y material se comporta como protagonista.
De trabajo: cuando proporciona luz para una tarea específica y que suele ser uniforme. Cada actividad requiere de niveles de iluminación diferente, cuya unidad de medida es el "lux".

Así pues, hay tal variedad de luminarias disponibles en el mercado, cada una con sus características específicas de reproducción cromática, tamaño, consumo de energía y vida útil, que optimizar todas las variables es complejo. Por ello, los decoradores debemos conocer su índice de eficacia, temperatura de color e índice de reproducción cromática, trabajo algo laborioso.

Lo que sí quiero que sepáis, es reconocer los varios tipos de alumbrado cuando los veáis, cuya clasificación depende del mayor o menor porcentaje de flujo luminoso y su orientación.