Vestir las ventanas tiene dos funciones importantes, tamizar y filtrar la luz exterior, y decorar el interior.
La forma y estilo de una ventana es fundamental para identificar la estética decorativa de todo interior, las cortinas la embellecen y crean infinidad de efectos atractivos en cualquier ambiente.
El mercado ofrece infinitas posibilidades en cuanto a diseños, tejidos y complementos, pero es necesario tener un proyecto específico, para adecuar las cortinas al tipo de ventana y ambiente donde tienen que ir colocadas.
Para lograrlo, debes tener en cuenta unos factores que influyen en su elección:
- las características de la estancia.
- las características de las ventanas.
- el tipo de ambiente y la decoración.
- Características de la estancia
Estancias amplias: admiten perfectamente cortinas voluminosas, con mucha caída y tejidos gruesos. Van bien tanto los colores claros como los más intensos. Son muy decorativas las cortinas dobles y forradas, colocadas de forma que muestren ambos lados.
Estancias pequeñas: hay que evitar los grandes estampados, e inclinarse por telas lisas y colores claros. Una buena opción son las telas de rayas verticales, ya que proporcionan sensación de amplitud.
Estancias luminosas: admiten cualquier solución, el único problema es que reciben demasiada luz. Para tamizar la luz se pueden utilizar combinaciones superpuestas o cortinas de colores intensos, que producen un efecto óptico que teñirá toda la estancia de ese color.
Estancias con poca luz: los visillos y cortinas ligeras con tejidos poco tupidos, como lino y gasa, y colores en tonos claros, resultan los más idóneos.
- Características de las ventanas
Ventana estrecha: colocando una barra o galería más larga que el ancho de la ventana y cortinas que lleguen hasta el suelo, se conseguirá crear un efecto de amplitud.
Ventana muy ancha: se puede corregir el efecto colocando cortinas que lleguen justo al nivel del alféizar.
Ventanas de igual tamaño: se decorarán con el mismo tejido.
Ventanas desiguales: se colocarán los rieles a la misma altura y el mismo ancho para todas las cortinas.
Ambientes rústicos: las cortinas y estores confeccionados con lino, gasa, arpillera o con fibras vegetales, como el ratán y la paja, resultan idóneos.
Ambientes clásicos: las cortinas generosas, de una tela pesada (chenilla, terciopelo, seda o lino estampado) que caiga hasta el suelo, con dobleces o frunces bien formados, consiguen un efecto sofisticado. La tendencia más habitual en este tipo de estancias es la doble cortina.
Ambientes coloniales: se puede optar por estores o cortinas, pero las telas deben ser ligeras y frescas (algodón, gasa, lino), lisas y con colores dentro de la gama de los crudos, marrones suaves y ocres. Otra opción son las venecianas de lamas de madera.
Ambientes actuales: los estores y paneles japoneses están a la última. Perfectos para cubrir ventanas correderas. Los estores pueden ser planos o fruncidos. Planos: rulo, plegable o paquetto. Fruncidos: austriaco, romano y veneciano. También las venecianas de lamas de aluminio o con color.
Y recuerda que las cortinas no sólo nos protegen de miradas indiscretas, sino que preservan los muebles de los rayos del sol y son visibles desde el exterior, por lo que en cierto modo son una especie de tarjeta de presentación de nuestro espacio.