La luz puede ser un elemento determinante de un ambiente porque las personas reaccionan emocionalmente a sus cualidades. Debe ser controlada con cuidado para evitar incomodidades por deslumbramiento o aumento de la temperatura.
El
control de la luz natural en cada espacio está determinado por las actividades que en él se realizarán, puede hacerse mediante:
- la adición de elementos complementarios, como persianas y cortinas.
- las características del vidrio del acristalamiento.
- el diseño del propio vano.
Una casa bien orientada recibirá más luz. En España, la orientación idónea para captar la luz es la sur-este puesto que es la que recibe más radiación solar.
Norte: luz difusa, la convierte en un lugar ideal para un estudio o despacho ya que minimiza los reflejos en la pantalla del ordenador.
Oeste: sol de tarde, ideal para dormitorios.
Este: sol de mañana, estupendo para la cocina.
Sur: luz constante durante todo el día, es la más adecuada para la mayoría de las actividades, como por ejemplo para la sala de estar o comedor.
Así pues, es importante tanto la orientación de cada habitación como las características del entorno exterior adyacente a ella, pues un edificio contiguo, o una arboleda, afectarán a su luz natural.
En el caso de que una estancia no tuviera luz directa del exterior (un baño) habría que plantearse hacerla llegar a través de paramentos traslúcidos (por ejemplo, el pavés) sin que pierda la privacidad que ello requiere.
Si existe pero es escasa, puede solucionarse con un espejo decorativo estratégicamente ubicado, la elección del mobiliario con materiales de efecto reflectante (metal, vidrio, plástico) o hacer uso de colores blancos o neutros.
